Desde el balneario junto al Palo
Pablo está mirando atardecer,
dos espetos y media de rosada
y los niños protestan:
son mejores en la Campana
y suena la de la iglesia
cercana, lejos del mar,
padre e hijos mirando la Sierra
que oculta el sol
y rasga las nubes
que inundan la autopista
preñada de coches.