22 jul 2013

GRUPO 7, OTRA CRÍTICA



Grupo 7 lleva varios meses disponible en DVD, se puede encontrar en las bibliotecas de todas las comunidades autónomas. Mirad y pulsad en este enlace.

Esta crítica se publicó originalmente en El Rincón del Cine, con motivo de su reestreno para aprovechar las candidaturas a los premios Goya, de los que consiguió los de mejor actor de reparto y mejor actor revelación.

 Título: Grupo 7 País: España Productora: Atípica Films, S.L. (José Antonio Félez Aznar), La Zanfoña Producciones, S.L., Sacromonte Films, S.L. Estreno en España: 04/04/2012 Reestreno en España: 13/01/2013 Dirección: Alberto Rodríguez Guión: Rafael Cobos y Alberto Rodríguez Reparto: Antonio de la Torre, Mario Casas, Julián Villagrán, Joaquín Núñez, Estefanía de los Santos, Inma Cuesta y Elías Pelayo. Página facebook: https://www.facebook.com/GRUPO7lapelicula

Argumento: A finales de los años ochenta y principios de los noventa, el grupo 7 es la unidad especializada en delitos relacionados con drogas. Formada por cuatro policías en Sevilla, ellos son los encargados de hacer redadas deteniendo a los camellos y drogadictos por barrios marginales y el casco antiguo. Su fin es dejar presentable la capital andaluza para la Exposición Universal de Sevilla del año 1992. Sus medios son flexibles -legalmente- y contundentes.
José Antonio Félez (productor) y Antonio de la Torre (actor) de Grupo 7, tras la lectura de películas finalistas a los Goya 2013. (Foto: Pablo Vázquez)
El cine negro es uno de los géneros que más prejuicios se ha quitado de encima en el cine español, aparte de producir algunas de las mejores películas desde el año 2009. Celda 211 y No habrá paz para los malvados son precedentes premiados y afirmativos de esta corriente genérica. Y Grupo 7 lo refuerza.

Es un largometraje de acción tanto en cada una de sus secuencias por separado, como en el metraje completo, con un ritmo que nunca desfallece ni retrocede. Los momentos de persecuciones, robos, asaltos y tiroteos son tan trepidantes como creíbles. Mientras que las escenas intimistas apoyan e impulsan el desarrollo de la historia. Alberto Rodríguez retrata a los policías, familiares y gobernantes de la misma forma que a los traficantes, prostitutas y yonquis, mirándolos de frente y sin juzgarlos, sin separarlos por divisiones morales ni legales. Gracias a este punto de vista no podemos hablar de una película de buenos y malos, sino de algo más parecido al juego infantil de "polis y cacos". Ambientada de forma muy covincente en Sevilla, al terminar la década de los ochenta y comenzar los años noventa, la película nos sumerge en los éxitos y vivencias de cuatro policías, centrándose sobre todo en dos: Ángel (Mario Casas) y Rafael (Antonio de la Torre) Ellos son los que vertebran este estudio de personajes de un policía novato y otro policía veterano, el duro y el sensible, que evolucionan e intercambian sus papeles.

Pero a pesar del localismo andaluz -evidente pero no reductor- la propuesta de Alberto Rodríguez es claramente universal y extrapolable a cualquier otra gran ciudad. Denuncia a las instituciones, fuerzas de seguridad, delincuencia y tejido social por medio del entretenimiento, sin usar doctrinas pesadas ni señalar con el dedo a los personajes y sus comportamientos. Y es así porque confía en que los espectadores seamos lo suficientemente adultos para comprender el mensaje.

El error de Grupo 7, por el que quizás no consiguiera los resultados que merecía en taquilla se debió tal vez a un enfoque promocional, mal planteado, como película de acción al modo norteamericano.

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