El
abogado terminó su alegato con el mismo aplomo que demostraba al acabar una
conferencia; o quizás con un poco menos de serenidad.
Le
delató esa lágrima resbalando por su mejilla, mientras en su cabeza resonaba
sólo una palabra, desahucio. Todo perdido, sin esperanza.
La
doctrina amparaba al juez, firme en su sentencia triste y certera. El cliente
pagaría el pato.
Pablo Vázquez Pérez
Como empieza el verano y es época de rebajas, voy a rescatar aquí todos los microrrelatos que envié a las tres últimas ediciones del Concurso de microrrelatos de Abogados, "un suicidio artístico y profesional en condiciones" por mi parte.
Conste que he mandado unos veintinueve (29) en tres años y solo me han escogido dos por el momento:
Las palabras propuestas para el que protagoniza esta entrada fueron:
pulsándolas se pueden leer los microrrelatos que sí fueron seleccionados entonces.
Os dejo una imagen refrescante para mitigar el calor.
foto: Pablo Vázquez |
Un micro muy realista, Pablo.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Loli. Un pelín pesadito hablar de lo mismo siempre, aunque es de hace un par de años, me parece, cuando lo envié,
EliminarGracias por leerlo y comentarlo, un abrazo.