El profesor escuchaba atentamente
a los dos mejores alumnos que tuvo jamás, debatiendo por turnos en la sala. Uno
era el abogado. El otro era el fiscal. Ambos mirándose como los púgiles
furiosos del cualquier cartel promocional de boxeo, a punto de empezar el
combate.
Cada viernes por la tarde,
durante mucho tiempo, estos dos licenciados preparaban los temarios de la
oposición en su despacho, igual que si fuera una cadena de montaje, con
vertiginosa explotación, repasando primero los capítulos comunes y luego los
específicos.
Ahora, varios años después, el
viejo maestro observaba concentrado en un silencio profundo e incómodo, casi
táctil. Declararía como imputado ante uno de sus discípulos. En esta ocasión se
encontraba sentado al otro lado del tribunal, esperando la sentencia.
Pablo Vázquez Pérez
Sigo recuperando microrrelatos de abogados que no cayeron en su web. Este trató de participar en el Cuarto Concurso de Microrrelatos sobre abogados en noviembre de 2011. Las palabras impuestas fueron: táctil, profesor, cartel, explotación, sentencia.
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