Llevaba buenas noticias para las otras, pero las risas la paralizaron. Casi le dolía el estómago por las carcajadas. Se asomó y las vio allí, sentadas. El sol brillaba. Ya era hora de echar a volar las cometas.
Con esta foto y este "pie de foto" cortesía de La hora del recreo, terminan estos microrrelatos mudados aquí.
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Muchas gracias por tus palabras.