Llevamos
inmersos, más de media década, en una revolución tecnológica que propicia la
multiplicación de manifestaciones culturales de forma simultánea y cercana. Casi
todas las personas que usamos internet podemos escribir, expresarnos y por si
fuera poco, difundir lo que creamos o simplemente hacemos, por medio de blogs y
páginas web con la seguridad de que tendremos lectores, espectadores o
simplemente seguidores, ya sean miles o sólo algunos. Hemos terminado con los
fanzines y pasquines impresos pero existe una multitud de voces desperdigadas e
interconectadas en el espacio virtual. Leemos, escuchamos y vemos más obras
literarias, musicales y visuales que nunca. Tampoco debemos olvidar las redes
sociales y los comunicadores instantáneos y directos a base de pocos
caracteres.
Este cambio ha
motivado variaciones fundamentales en la relación entre los medios de
comunicación y nosotros, receptores. Incluso ha variado la forma de
relacionarlos entre nosotros mismos, con menos paciencia, de forma más
inmediata y breve. Gracias a estas innovaciones cada vez leemos y mostramos más
relatos cortos, microrrelatos y nanorrelatos o “twitteos” para entendernos. El
auge de la imaginación en pequeñas dosis es inagotable.
Pero tenemos que
observar a los verdaderos narradores de nuestra época, a esos gobernantes o
representantes elegidos en las urnas, a esos grandes embaucadores que no
quieren hacer recortes pero deben hacerlos. Y los proponen, los acometen y los
admiten también en caso de estar en la oposición. Que prometen lo que sabemos
que no cumplirán. Que se defienden entre ellos ya sea criticándose o
colaborando en sus objetivos como clase política y corporativa que son.
Ellos son los
auténticos cuentistas que, afortunadamente, no tienen tiempo -o no quieren-
escribir sus propios microrrelatos aunque los titulares y noticias -que
alimentan con sus declaraciones- suenen a verdaderos cuentos chinos.
Así que mientras
podamos, lo mejor será evitar que sean narradores en la red o en cualquier
medio impreso. Y no es broma ¿o nadie recuerda los mejores cuentos prologados
por Ana
Botella Serrano? Los políticos ya intentan engañarnos continuamente, pero
nuestra labor debe ser impedir que fabulen.
Podemos asumir que cada cuatro años votemos al candidato menos calvo
para que nos pueda tomar el pelo sin demasiada vergüenza. Pero asumir que nos
hagan soñar, eso no, por favor.
Pablo Vázquez Pérez
Este mismo mes de Octubre Ediciones Irreverentes acaba de publicar el ensayo de Noam Chomsky con el título de Ilusionistas. Por este motivo, con la supervisión de Santiago García Tirado, hemos publicado varias reflexiones en el Periódico Irreverentes, acerca de la situación actual. Sí, lo de la crisis y lo mal que esta todo, nos cansa mucho ya, después de estos años, pero cambiar este sistema político y social o, quizás, adaptarlo para que podamos estar todos y no sólo los de arriba, requiere tiempo y constancia. Por eso escribimos unas líneas para opinar aunque fuera "lateralmente" de esta actualidad tan turbulenta.
No podría estar más de acuerdo contigo, Pablo, salvo por cuanto llegamos a empobrecer el término de cuentista.
ResponderEliminarUn abrazo,
Hola Pedro.
ResponderEliminarSí, la verdad que he empobrecido un poco ese término al compararlos con políticos. Vamos, que personalmente no los equiparo, el discurso oral de un político en la actualidad es muy pobre, para pensar en grandes oradores hay que saltarse casi cien años.
Pero es agradable ver que al menos no nos enagañan a todos estos malos vendedores.
Pablo, tardo un montón de tiempo en descubrir que estás en "Escritorio", por eso no te contesto muchas veces, porque casi no entro aquí y veo que tu escribes bastante. Lo de cuentistas ya se ve que está en tono peyorativo, pues si fuera alabándolos, desde ya mismo, yo dejaba de escribir relatos o cuentos. Es como decir que son PAYASOS (que lo son) pero sin nariz de goma.
ResponderEliminarTornasol.
Buenísimo tu comentario Tornasol, porque además llamarlos payasos y compararlos con esos profesionales del ciros sería también demasiado, "sin nariz de goma" como bien escribes tú. Gracias por decirlo, muy bien dicho por cierto. Un abrazo.
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