Ilustración de Amparo Martínez Alonso |
Los operarios terminaron de
recoger las atracciones y guardaron las lonas y estructuras en los vehículos.
El gallo cantaba cuando la caravana de camiones y demás automóviles se alejaba
del pueblo.
Ray, el tragafuegos, transportaba
el camión con la pecera de su mujer, Marta la Sirenita. En otra
furgoneta, la Mujer
barbuda cantaba con su novio, el Hombre Anguila. Clara, la pitonisa, adivinaba
todo lo que le pasaba por la cabeza a su copiloto, Fran el Mago.
El viaje hasta la siguiente
ciudad se presentaba agradable para todos los feriantes, menos para Eva, la
princesa feliz. Lloraba desconsolada en su motocicleta, sin saber cómo se había
escapado su sapo.
Pablo Vázquez Pérez
A finales del mes de mayo, mandé este microrrelato al blog Esta noche te cuento. Como todos los meses, hay una selección estupenda de historias. El motivo en esta ocasión fue "La princesa está triste..."
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