Acudes zozobrando hasta el claro
del bosque y tratas de recordar dónde comenzaste tu peregrinaje nocturno. Has
llegado hasta el bosque calcinado, sin árboles ni arbustos. Observas tus brazos
heridos y te lames esas cuchilladas, que se cruzan como aspas por tus
extremidades.
Ilustración de Sergi Cambrills |
Te sientas con cuidado, para no
arañar más tu cuerpo desnudo con las piedras del suelo. Quieres descansar pero
aún no es de día. A pocos kilómetros de ti hay un hombre que juguetea con fuego,
puedes olerlo. Tu corazón palpita desbocado. Quizás sea el pirómano. Notas el
calor que ruboriza tu piel como si fuera hierro candente. Podrías acabar con él.
La luna llena sigue brillando. Eres capaz.
Pablo Vázquez Pérez
(Una propuesta del blog Esta noche te cuento, con varias reglas: 666 caracteres en total. Usar el color rojo. Comenzar con la letra A y terminar con la Z. Y no usar el adjetivo "malo". Bueno, esto ya se lo dejo a los que no os guste el relato, claro. La ilustración, un lujo en miniatura de Sergi Cambrills)
Hola, Pablo: uno de los relatos que más me ha gustado. Eso de que algo o alguien pueda atacar al pirómano es una pasada. En el bosque, sin duda, hay alguien mucho más peligroso, incluso, que el lobo de Caperucita. Felices días veraniegos.
ResponderEliminarTornasol
Hola Tornasol. Pues sí, con el calor que hace, ojalá ardiera algún pirómano antes de que ardiera el bosque. Muchas gracias por comentar y ves por la sombra.
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