El amor comienza
con una sonrisa. Continúa con besos y caricias. Y termina con una lágrima…
(Frase hallada en algún powerpoint)
¡Hola Hernán!
Lo primero que quiero hacer es
darte mi enhorabuena por tu reciente boda. No te lo echo en cara ya que lo más
lógico es no invitar a las ex novias. Ya sé que El acto de escribir una carta en
este momento de chats y mails es una rutina que hemos perdido al pasar de un
siglo a otro pero la ocasión lo merece.
Como te escribía antes, lo que quiero es que sepas
que estoy feliz por ti y sobre todo porque tu mujer es una persona que merece
realmente la pena. Por supuesto nada de lo escrito son reproches ya que tengo
mi vida, de la cual estoy contenta desde que lo dejamos tú y yo hace ya veinte
años. Vivo con Pedro y los niños, bueno los jóvenes ya porque Marta está en
primero de bachillerato y su hermano Carlos cursa cuarto de la E.S.O. Si hubiéramos seguido
juntos podrían ser tus hijos, pero eso es otra historia.
Como te decía gracias a mi trabajo te he observado
durante todo este tiempo, pero no creas que estoy obsesionada contigo.
Simplemente, por casualidad, he vivido momentos claves de tu vida. Como en el
año noventa y cinco, cuando viniste a la
Paz después de hacerte los análisis de sangre. Estabas tan asustado
que ni te percataste de la enfermera que le dio los resultados al doctor
Fernández ese día en la consulta del hospital. Por suerte no tenías nada y no
creo que hayas vuelto por los bares de carretera después del susto.
O la noche del accidente en coche, hace ya
cuatro años. Tenías tal shock tras la muerte de tu acompañante que ni siquiera
me reconociste al ayudar a subir a mis compañeros a la ambulancia, la camilla
en la que perdías el conocimiento.
Sé que éramos muy jóvenes cuando rompimos y que
no habré viajado ni vivido tanto como tú, pero es curioso que, desde tu olvido,
ahora frecuentemos los mismos cafés en ocasiones. O que vayamos a ver idénticas
películas con nuestras parejas. Yo siempre te esquivo bien, sentándome en otras
filas; separándome a un reservado de la cafetería. O bien quedándome detrás de
los amigos y familiares que te lanzaban arroz al salir de la Iglesia al terminar la
ceremonia.
No soy tu sombra pero está claro que tu mujer
tiene gustos parecidos a los míos, así que, por favor, no metas la pata esta
vez.
Con cariño.
Raquel
Estimada Raquel
Debo pedirte disculpas por haber
tardado tanto tiempo en contestar a tu carta. Por tanto, espero que las aceptes
tras estos cinco meses sin responder. En mi descargo te comento que tu misiva
me dejó perplejo. Contento al menos por tener noticias sobre ti, pero -repito-
perplejo y afectado.
Trataré de aclarar un par de hechos de los que
mencionabas en tu escrito. El primero es mi revisión en la Paz, en hematología. Acudí
allí después de cubrir un reportaje sobre tráfico de drogas que grabamos en el
parque de Simancas. Por motivo de una reyerta que tuve con un yonqui enajenado
que me hizo varios rasguños con una aguja hipodérmica usada. Quise asegurarme
si me habría contagiado, aunque por suerte no me sucedió nada, tal como decías.
En cuanto al accidente automovilístico, también fue
una macabra casualidad terminar en tu turno de emergencias, aunque no quiero
extenderme acerca de esa fatídica noche en la que volvimos tras dos días sin
dormir ni parar apenas, siguiendo al alcalde en el cierre de campaña. Lo cierto
es que este accidente me forzó a dejar mi trabajo en los informativos y a
frecuentar a mi psiquiatra.
De hecho no había vuelto al terapeuta desde que
rompimos tú y yo. Ya sé que en tu caso tenías más claro lo de formar una
familia y conseguir una vida estable. Pero en mi caso he seguido dando tumbos
hasta fechas recientes.
Sobre tu marido e hijos me alegro muchísimo,
sinceramente, y espero que sigáis igual o mejor incluso que hasta ahora.
Marina y yo, como bien sabes, no llevamos juntos
mucho tiempo, aunque tengo la sensación de conocerla desde siempre. Puede sonar
muy cursi pero ella es la sonrisa que veo al despertarme y la primera cuando
terminamos nuestros trabajos cada día.
Antes de despedirme, no quiero resultar más sarcástico,
pero te diré que seguramente ya no nos
veamos ocasional o fortuitamente, tal como me describías en tu carta. Marina y
yo nos hemos ido a vivir fuera de Madrid por motivos laborales y ventajosos
para nuestra relación y vida futura. Por esta razón el sobre carece de
remitente. No te empeñes en buscar en qué oficina de correos pusieron el
matasellos, porque lo envié desde otro lugar.
Agradecido por todos tus consejos y esperando que
todo marche estupendamente se despide, atento, eso sobre todo…
Hernán
(Pablo Vázquez)
Este cuento epistolar se publicó el año 2011 en la Microantología del microrrelato III de Ediciones Irreverentes. Se puede encontrar más información en los dos enlaces.
En el libro no aparece la cita (irónica) del inicio. Ni tampoco la segunda acepción de la palabra recorte, según el diccionario de la RAE.
[2. m. Taurom. Regate para evitar la cogida del toro.]
No he leído el libro, Don Pablo, aunque conocía su existencia.
ResponderEliminarTu micro me ha parecido muy, muy bueno. Me recordó aquella película, Atracción Fatal.
Un abrazo,
Hola, Pablo. De tu relato me gusta cómo se descubre el carácter de los personajes mediante lo que dicen. Muy bien trabajado, en mi modesta opinión, ese género epistolar. No llego a entender el título. Enhorabuena por la publicación.
ResponderEliminarEs cierto, en esas dos cartas se ve el caracter de cada uno de los personajes.
ResponderEliminarNo sé de alguna forma ella parece una acosadora y él alguien que consigue sortear ese acoso con bastante sarcasmo.
Enhorabuena por la publicación.
Besitos
"Ya sé que El acto de escribir una carta en este momento de chats y mails es una rutina que hemos perdido al pasar de un siglo a otro pero la ocasión lo merece."
ResponderEliminarPablo, este relato tiene un punto de ironía, de ternura mezclada con la obsesión y de sarcasmo a la vez muy potentes. Ambos personajes nos dejan ver su psicología a través de sus palabras y sus actos.
Muy bueno, me sorprendió y me gustó mucho desde la primera vez que lo leí, me alegro mucho que ande impreso en ese libro.
Abrazos
Buenas a todos.
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
Si os interesa esto de la literatura epistolar, os recomiendo que busquéis en alguna biblioteca la novela RICHARD YATES, escrita por Tao Lin. Es una actualización de la correspondencia a la comunicación actual por chat, mails y sms. Relata de una manera cais objetiva una relación entre dos jóvenes.
Este relato es un ejercicio que escribimos en un taller. Un semana fue la carta de una mujer y a la semana siguiente escribimos la réplica.
Ximens, lo de los recortes lo titulé porque a lo mejor aludía a cómo se esquivan una y otro en sus cartas. Te aseguro que lo puse antes de los terribles recortes actuales y luego vi el segundo significado taurino y me gustó tomarlo por ahí.
Lo dicho, gracias por todos los comentarios y os veo en vuestros blogs a los cuatro. Abrazos.